miércoles, 13 de mayo de 2009

NOTAS SOBRE STAR TREK XI CLARIN

Nota de diario Clarín


El viaje vuelve a empezar

La célebre saga de ciencia ficción revive en una nueva película escrita y dirigida por los creadores de "Lost" y "Transformers". J.J. Abrams y su equipo explican cómo llegaron a dirigir una saga que no les interesaba en su juventud y porqué creen que la nueva película no será sólo para los fanáticos.

Por: Dave Itzkoff
Fuente: THE NEW YORK TIMES Y CLARIN

A cualquiera que hable con él aunque más no sea unos minutos, J.J. Abrams le confesará alegremente el papel que jugó Star Trek (Viaje a las estrellas) en su formación cultural. "No era un fan", dice.

Abrams llegaría a ser el creador de series televisivas como Lost, Alias y Fringe -series que deben su existencia a juventudes alimentadas por ver mucha televisión y también películas en la pantalla chica-, pero mientras Abrams crecía en las décadas del '70 y '80 no tenía ningún interés por las vetustas travesías de la nave espacial Enterprise.

No es que Abrams, que hoy tiene 42 años, tuviera algo contra la ciencia ficción; simplemente prefería Dimensión desconocida. Mientras que Star Trek parecía cerrada a los recién llegados -"la premisa siempre estaba relacionada a que la gente se preocupara por ese grupo de personajes", dice-, Dimensión... era provocativa, ofrecía una historia completa y original en cada episodio.

Esta no sería una gran revelación si no fuera porque Abrams es el director de Star Trek, el largometraje que se estrenará el jueves y que representa el intento de Paramount (con un costo de 150 millones de dólares) de rejuvenecer la franquicia de la aventura espacial que sobrevivió a varias décadas y la primera película que aportará una historia oficial de los orígenes de Kirk, Spock y el equipo del Enterprise.

La confesión que hizo Abrams durante el almuerzo en compañía de sus colaboradores de Star Trek no hizo fruncir el ceño a ninguno de ellos. Desde Roberto Orci y Alex Kurtzman (que crearon Fringe con Abrams y escribieron las dos películas de la saga Transformers) hasta Damon Lindelof (uno de los creadores y productor de Lost) y Bryan Burk (socio de Abrams en la producción), todos ya habían oído antes sus opiniones sobre Star Trek.

Pero la observación simboliza por qué este equipo particular, que abarca a muchos fans de la ciencia ficción y un par de aficionados a la serie, recibió el control de una franquicia fantástica que, si bien es una de las más reconocibles, a la vez se encuentra en terrible mal estado, víctima de una disminución de las expectativas y un entusiasmo en baja.

Abrams y sus socios son tipos con conocimiento de la cultura pop mainstream; su fuerte consiste en asumir géneros con bases de admiradores limitadas pero devotas -la ciencia ficción, la fantasía y el horror- y hacerlos accesibles a un público más amplio. Y lo que se les ocurrió para su película Star Trek es hacer un filme coherente con la historia de la serie pero no en deuda con ella.

A pesar de la reverencia que prodigan a Star Trek, Star Wars, Indiana Jones, X-Men, y otros objetos culturales de su adolescencia, ninguno es un fan a ultranza. Dicen que por eso son los candidatos ideales para actualizar la creación de Gene Roddenberry para el público del siglo XXI.

"Hay demasiado material como para ser fiel a todo -dice Lindelof-. Algunos encontrarán cincuenta maneras de decirnos que somos unos tarados y no serían verdaderos fans de la serie si no lo hicieran". Al mismo tiempo son conscientes de los riesgos que implica cincelar una piedra angular de la cultura pop, cuya enorme influencia se ha mantenido, aunque su reputación haya variado a lo largo de los años. Si Star Trek no funciona, "será el mayor fracaso personal que hemos tenido, porque significa que violamos algo que significa mucho para nosotros", dice Kurtzman.

La nueva StarTrek los pone en una nueva trayectoria y al mismo tiempo en el corazón mismo de la mitología de la serie. El filme cuenta la historia de un inquieto joven del siglo XXIII llamado James T. Kirk (interpretado por Chris Pine) que ingresa en la Academia Starfleet, motivado en parte por la muerte de su padre, un oficial de nave espacial que sacrificó su vida por la tripulación. Se incorpora a una banda de cadetes talentosos, donde choca con el semi-terrestre, semi-extraterrestre Spock (Zachary Quinto, uno de los villanos de la serie televisiva Héroes).

Para los fieles de Trek hay montones de guiños a episodios televisivos y filmes anteriores, muleti llas conocidas y la notoria solución de Kirk a la simulación de una misión supuestamente imposible de ganar. Pero también se ve un esfuerzo consciente por inscribir a esta Star Trek en las tradiciones narrativas popularizadas por Joseph Campbell, donde los héroes deben sufrir la pérdida y el abandono para poder estar a la altura de las circunstancias.

Los realizadores admiten que se trata de un homenaje deliberado a sus filmes favoritos, como Superman, Star Wars y El Padrino II: películas épicas que, dicho sea de paso, tuvieron una excelente recaudación.

Tal vez lo más audaz sea que esta Star Trek tiene un argumento de viaje en el tiempo, el que otorga a los que están en este equipo creativo una serie de licencias para modificar la historia según su necesidad. Y ellos no son tímidos para ejercerla. Por ejemplo, los malos de la película son romulanos, pese a que el primer encuentro del Enterprise con esta raza extraterrestre se produce en un famoso episodio de la serie original. Sus modificaciones pueden ser discutibles, pero los realizadores sostienen que eran necesarias; el imperio Star Trek que les confiaron estaba en una situación calamitosa.

Bajo el timón de Roddenberry y su sucesor designado, Rick Berman, creador de Star Trek: The Next Generation, la franquicia había producido cuatro series televisivas con actores y diez largometrajes. Pero la película de 2002 Star Trek: Nemesis resultó una de cepción (generó apenas 43 millones de dólares, menos que todas las demás películas de la serie), y en 2005, el programa de UPN Star Trek: Enterprise estuvo a punto de ser cancelado.

Todo el entusiasmo en el universo trekkie se había disipado, y muchos de sus talentosos escritores (como Ronald D. Moore que revivió la serie Battlestar Galactica) se habían ido.

Ese año, el gigante Viacom, que era dueño de Star Trek, se dividió en dos, divorciando a su estudio CBS (que hacía los programas de Star Trek) de su estudio Paramount (que hacía las películas). Star Trek tenía posibilidades de ir a CBS, donde a la larga podría llegar a desarrollarse otra serie. Gail Berman, entonces presidenta de Paramount, convenció a Leslie Moonves, director ejecutivo de CBS, de que le diera una oportunidad más con una película Trek; él le dio 18 meses para poner a filmar las cámaras o perdía los derechos de la propiedad.

Kurtzman y Orci fueron de los primeros en enterarse de que Star Trek buscaba una nueva dirección. Además, eran los ex productores de Alias que escribían el guión para Misión Imposible III (que dirigía Abrams). Los ejecutivos de Paramount empezaron a preguntarles si no querían encargarse de Trek.

El estudio quería "un tipo específico de pensamiento -dice Kurtzman-. Había que amar el género desde lo profundo. Pero a la vez teníamos que separarlo de lo que había sido Star Trek para que pareciera nuevo".

En plena posproducción de Misión Imposible III Berman fue a ver a Abrams y le propuso producir el nuevo Star Trek. Este no se abalanzó enseguida, pero a medida que más pensaba en un proyecto para todo el grupo, más se entusiasmaba. "Todos teníamos las mismas referencias -dice Abrams-. Ese sentimiento loco de haber crecido juntos".

Este grupo particular de Hollywood es hijo de la era previa a internet, la última generación cuyos miembros no podían conectarse instantáneamente con fans de igual pensamiento y debían buscarlos en videoclubes, tiendas de usados y revistas con nombres como Fangoria.

"Cuando nos ponemos en contacto, lo primero que surge es ah, sos vos, dice Lindelof. "Es como toparse con alguien en una convención de Dungeons & Dragons", agrega. Star Trek fue reelaborada a la manera de superproducciones como Batman: El Caballero de la noche o Iron Man, pero también se diferencia por un tono que es más esperanzado -e incluso utópico- que el de sus competidoras.

Según Abrams, Star Trek lo inspiró porque, a diferencia de una saga de ciencia ficción como Star Wars, no está ambientada hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy distante; es una visión esperanzada de lo que podría ser el futuro de este planeta.

"Nos hemos familiarizado tanto con la idea del viaje espacial que ha perdido su aventura y su sentido del asombro -dice Abrams-. Hace cuarenta y tres años no era una idea aburrida".

Habrá que ver si la tradición paciente, reflexiva y filosófica de Star Trek es compatible con una película que es llamativa, frenética, sucia, bufonesca y muy arraigada en la cultura popular de esta época.

Abrams comentó que Orci y Lindelof, los dos acólitos de la historia de Star Trek, estuvieron presentes durante todo el proceso de producción para vigilarlo. Los realizadores también recibieron la bendición de Leonard Nimoy, quien creó el papel de Spock y aceptó retomar el personaje como un anciano marchito.

"Si algún fan piensa que esto no es Star Trek, que se lo diga a Leonard Nimoy en la cara", dice Orci. "No hablen conmigo, hablen con Spock". Clarín.com

NOTAS SOBRE STAR TREK XI - DIARIO CRITICA


DIARIO CRITICA DIGITAL



Vida larga y próspera. Mitad humano, mitad vulcano, Spock tiene dos caras: la lógica y la represión emocional.

La carrera espacial arrancó el 8 de septiembre de 1966 aunque los memoriosos, las enciclopedias, los libros, Wikipedia y millones de blogs insistan al unísono en decir que en realidad fue el 4 de octubre de 1957 cuando el satélite soviético Sputnik, el primer artefacto creado por el ser humano, rompió las cadenas que lo mantenían atado al suelo y empezó a dar vueltas y vueltas alrededor de una bola de agua paradójicamente llamada Tierra. La aparición en la televisión estadounidense de un hombre de orejas punteagudas y un peor corte de pelo llamado Spock, un cowboy sin sombrero ni botas vistiendo un traje parecido a un piyama amarillo (James T. Kirk), un adolescente ruso, un ingeniero escocés, un esgrimista japonés, un médico divorciado, una oficial negra en minifalda y una nave de nombre empresarial (USS Enterprise) --ubicados todos en el años 2264-- no fue ni un hit ni un home-run de entrada (en realidad hubo un episodio piloto con otro capitán, “The Cage” rechazado por ser “muy cerebral”). Más bien duró casi nada: fue cancelada después de 79 capítulos, el 2 de septiembre de 1969 a días de la llegada de Armstrong, Aldrin y Collins a la Luna.

No
importaba: el primer mito global y televisivo moderno había despegado en forma de lo que su creador, el anteojudo de Gene Roddenberry (1921-1991, ex piloto de avión, ex policía), había llamado “una caravana del espacio”.

A casi 43 años de su estreno, esta space opera utópica que en cada entrega busca responder siempre a una sola pregunta –¿qué significa ser un ser humano?– evolucionó acelerdamente y hoy encaja en la casilla de lo que se conoce como “pop culture phenomenon” (fenómeno de la cultura pop) con 726 episodios repartidos en cinco series (la original, La nueva generación, Deep Space Nine, Voyager, Enterprise), una serie animada, 11 películas e incontables novelas pero más que nada con un colectivo de fanáticos a cuestas: los estereotipados trekkers, acosumbrados a reunirse en convenciones y charlar en klingon para ratificar en cada encuentro de pares una identidad, un sentido de pertenencia.

Además de cumplir con las máximas establecidas por el gran Isaac Asimov para la buena ciencia ficción (estimular la reflexión sobre las consecuencias sociales de la tecnología), Star trek se convirtió a lo largo de las décadas en una máquina de sorprender dentro y fuera de la pantalla. Lo subrayan los sociólogos y antropólogos como John Wagner y Jan Lundeen en Deep Space and Sacred Time: Star Trek in the American Mythos: “Star trek rebasa su esencia televisiva. Como pocas franquicias difunde una visión optimista del futuro humano, la tolerancia a la diversidad étnica y de género, la oposición a los prejuicios e implica un rechazo visceral a la religión organizada y a la autoridad divina”.

Evidentemente, Viaje a las Estrellas siempre fue algo más que un western espacial y escapista que lleva a la Vía Láctea la bandera de la exploración más que de la conquista, un programa con finales felices y simbología desparramada por todas partes, escenografías, maquetas y maquillaje de bajo presupuesto con –en la versión original–un macho alfa (Kirk) refrenado por la lógica fría de un extraterrestre sabelotodo (Spock).

Star trek sólo puede compararse con su espejo, Star Wars, su saga-hermana más que competencia. Con sólo dos diferencias: el fuerte de Star trek siempre estuvo en el discurrir televisivo más que cinematográfico y el hecho de que la historia de la Guerra de las Galaxias, a diferencia de Viaje a las Estrellas, recicla los tópicos de la lucha del bien contra el mal y las doncellas en apuros al mismo tiempo que se nutre más de cierto misticismo y referencias a samurais que de diatribas científicas.

DONDE NADIE HA LLEGADO. “La ciencia ficción como la que muestra Star Trek no constituye un simple pasatiempo; sirve asimismo a un serio propósito: expandir la imaginación humana. Lo que hoy es ficción se convierte a menudo en firme realidad científica mañana”. Las palabras del astrofísico inglés Stephen Hawking, cabeza visible de la troupe de trekkers famosos (como Al Gore, Bill Gates, Quentin Tarantino) validan, de alguna manera, la mirada científica que siempre cubrió a esta saga culturalmente homogeneizadora que oficia de entrenamiento para el futuro y de visualización de un deseo: una realidad sin pobreza, tecnológicamente madura, sin diferencias sociales “infinita diversidad en infinitas combinaciones” aunque asexuada, sin vicios y donde la amenaza siempre venía de afuera, lo otro y diferente.

Aunque las incongruencias físicas son más que obvias (cualquier mirada purista sería ingenua), Star trek “un programa espacial sustituto” según Arthur C. Clarke siempre fue dentro de todo un ejemplo redondo de ciencia ficcionalizada (“ciencia estirada”), una propuesta disparadora de la curiosidad que empujó a millones a familiarizarse con términos técnicos como velocidad de la luz, paradojas espacio-temporales, agujeros negros, estrellas de neutrones, cuásares, esferas de Dyson, materia oscura, conceptos siempre presentes en la “technobabble”, jerga cientificoide que, como un vehículo narrativo, explicaba las acciones y problemas del diplomático capitán Picard, el conflictuado Sisko, la carrasposa Janeway y el explorador ingenuo de Archer.

CIENCIA Y PROGRESO. Más allá de su futurología tech autocumplida (los celulares, las puertas corredizas, la realidad virual), muchos científicos descubrieron en las series el medio ideal para hacer llegar su mensaje. El físico teórico Lawrence Krauss (Krauss.faculty.asu.edu), por ejemplo, se despachó con The Physics of Star Trek (escrito junto a Hawking) y Beyond Star Trek. Michio Kaku hizo lo mismo en Physics of the Impossible y Susan C. Jenkins probó con The biology of Star Trek. El consultor de la serie, Adnre Bormanis, publicó Star Trek: Science Logs y en el ensayo The economics of Star Trek Michael Wong dice que la Federación es un régimen comunista de corte marxista-leninista.

Star trek, por encima de todo, instauró una nueva narrativa espacial siempre en clave simbólica, política y moralizante. La serie original fue la expresión del movimiento de los derechos civiles de los sesentas (su punto más alto fue el primer beso interracial televisado entre Kirk y Uhura). Y cada especie extraterrestre representa un aspecto humano y una nacionalidad: los klingons en plena guerra fría son los rusos, los romulanos son los chinos, los cardassianos son los nazis, Bajor es Israel y la Federación Unida de Planetas, una ONU interestelar de cuño norteamericano.

Y así y todo, Star trek formateada por J.J. Abrams no para de inspirar. Su ciencia especulativa y sus viajes novelescos se atenazaron al inconsciente colectivo. Incluso el primer transbordador espacial se llamó Enterprise, en honor a la serie. Se hayan visto todos los capítulos o ninguno, lo cierto es que el imaginario tecnocientífico actual es más startrekiano que starwarsiano. Como quedó en claro cuando a Barack Obama le preguntaron sobre el futuro del programa espacial. A lo que el hombre más poderoso del planeta sólo se limitó a decir: “Crecí con Star Trek. Creo en la frontera final”.

Lo mejor de ambos mundos

EMPUJÓN GRAVITACIONAL. “En Star Trek IV: The Voyage Home (1986) –cuenta el profesor de física español Sergio L. Palacios, autor de La guerra de dos mundos: El cine de ciencia ficción vs. las leyes de la Física, fisicacf.blogspot.com–, los protagonistas pretenden viajar al siglo XX para capturar ballenas extintas con las que comunicarse con una inteligencia alienígena. Para eso utilizan el Sol para acelerar la nave al igual que hacemos cuando enviamos un satélite artificial y aprovechamos el empujón gravitatorio de otros planetas. Lo malo es que para darle ese empujón a la nave de Star Trek, ésta ya se desplaza a una velocidad de 3000 veces la de la luz, con lo cual el empujoncito del Sol sería despreciable, tan sólo de un 0.0000066%”.

FUERZA. Viendo el trailer de la última Star trek que se estrena hoy el físico Adam Weiner, autor de Don’t Try This at Home! The Physics of Hollywood Movies, calculó que James T. Kirk tendría que ejercer una fuerza de 409,09 kilos con sus dedos para evitar caer en el precipicio después de saltar desde su auto.

VACIO. Uno de los errores que más se repite en la ciencia ficción es el del sonido de las explosiones. Como en el espacio no hay aire, el sonido no tiene ningún medio para moverse. “En verdad no es un error grave sostiene Krauss ya que el sonido es muy importante para crear un estado anímico en el espectador”. Tampoco tiene sentido el diseño aerodinámico de las naves: al no haber aire no hay rozamiento.

ANTIMATERIA. Los motores del Enterprise funcionan con antimateria. En la actualidad, la producción de este material en los grandes laboratorios de física de partículas como el CERN es costosísima: se producen tan sólo medio nanogramo (milmillonésima parte del gramo) de antiprotones al año. Para producir un solo gramo necesitaríamos 2000 millones de años.

TERRAFORMACIÓN. En Star Trek II: La ira de Khan se introduce el proyecto Genesis, un invento que permite la terraformación, o sea, hacer que un planeta sea habitable como la Tierra. Sagan propuso algo así para Marte. Con la tecnología actual, tardaría varias décadas. En la película, sin embargo, el fenómeno tiene lugar en minutos.

WARP. En la saga las naves viajan a velocidad “warp” que permitiría lograr algo físicamente imposible: superar la velocidad de la luz (300 mil km por segundo) deformando el espacio-tiempo. Sin embargo, estos viajes han recibido una considerable atención desde que el físico mexicano Miguel Alcubierre propusiese la idea de hacerlos factibles en el marco de la teoría general de la relatividad de Einstein.

WORMHOLE. Desde el estreno de la película Contacto, los agujeros de gusano (o puente de Einstein-Rosen) se convirtieron en uno de los lugares comunes del género. En Deep Space Nine, la estación bajorana comandada por Benjamin Sisko está asentada al lado de una de estas “cañerías espaciales” que la comunicaría con el “cuadrante Delta”. Los agujeros de gusano están contemplados por la teoría de la relatividad pero serían inestables, microscópicos y fugaces.

TRANSPORTADOR. Es el elemento más fantasioso. Los guionistas de la serie explican que separa el cuerpo en átomos, los almacena en una computadora y los envía a otra máquina mediante un sistema parecido a un e-mail antes de volver a recomponer el cuerpo. “Si se quisiera descomponer a alguien en partículas se tendría que calentar el cuerpo hasta medio millón de grados –explica Krauss–. Para almacenar la información tendríamos que alinear 10000 años luz de discos de 100 gb. El principio de incertidumbre de Heisenberg dice que ni siquiera con el mejor microscopio del mundo se puede saber dónde están los átomos del cuerpo ni lo que están haciendo exactamente todo al mismo tiempo”.


NOTAS SOBRE STAR TREK XI - LA NACION


DIARIO LA NACION


En una galaxia muy, muy cercana

J. J. Abrams trae de regreso a Star Trek de la mejor manera, redondeando un film tan atrapante como divertido

Star Trek: el futuro comienza (Star Trek, EE.UU./2009). Dirección: J. J. Abrams. Guión: Roberto Orci y Alex Kurtzman. Fotografía: Dan Mindel. Montaje: Maryann Brandon y Mary Jo Markley. Música: Michael Giacchino. Con Chris Pine, Zachary Quinto, Zoë Saldana, Eric Bana, Karl Urban, Simon Pegg y elenco. Presentada por UIP. Duración: 126 minutos. Calificación: apta para mayores de 13 años.
Nuestra opinión: muy buena

Alguien en Hollywood seguramente levanta apuestas sobre cuándo llegará el paso en falso de J. J. Abrams, el productor, director y guionista que parece convertir en oro (y a millones de espectadores en adictos) cuanta película y serie toque con su varita. Por suerte para los fanáticos de Viaje a las estrellas , el momento aciago aún no ha llegado.

Decir que Star Trek: el futuro comienza es, por lejos, la mejor película de Abrams no es decir mucho -su carrera como director está muy por detrás de la de productor-, por lo que habrá que ir más allá y afirmar que se está ante una de las más satisfactorias reinvenciones de una franquicia hollywoodense en un largo tiempo.

Desde su secuencia inicial, en la que un joven capitán Kirk muere a bordo de su nave para salvar a su joven esposa, a punto de dar a luz a quien será el capitán Kirk que protagoniza la historia (Chris Pine, una revelación), Star Trek: el futuro comienza demuestra un olfato muy afinado para elegir qué debe cambiar para que todo vuelva a ser como entonces: entretenido y novedoso.

Algo complicado, dado que lo que aquí se narra es la piedra angular de la historia creada por Gene Roddenberry a mediados de los 60: cómo fue que en la Tierra del siglo XXIII el rebelde capitán Kirk y su estructurado primer oficial vulcano Spock (un sólido Zachary Quinto) terminaron al mando de la flamante nave espacial Enterprise, asignados a una misión de cinco años para recorrer el espacio en busca de nuevos mundos (la respuesta: contra su voluntad y casi de milagro).

Satisfacción

En Star Trek pueden encontrarse las impactantes secuencias de acción y efectos especiales de rigor en este tipo de producciones, pero también algo menos frecuente: las peripecias de personajes tan reconocibles para los seguidores como sólidamente construidos para los neófitos. El casting del elenco es impecable y todos tienen su momento para brillar, y lo hacen, especialmente el malhumorado médico de Urban y el folklórico ingeniero de Pegg. Sus actuaciones dotan de necesario corazón y realismo a un largometraje plantado cabalmente en un género como la ciencia ficción, tan habituado al papelón y la caricatura.

Lo que no quiere decir que el film sea capaz de satisfacer a todos los públicos: el objetivo aquí está puesto en atraer nuevos espectadores concentrándose en la aventura y el humor (con unos toques de romance astutamente colocados para la platea femenina). Pero los trekkies tendrán suficientes guiños como para no sentirse abandonados (como la presencia icónica de Leonard Nimoy y el ¿regreso? de Winona Ryder). Las novedades son bastantes, por lo que alcanza con revelar que el hábil guión -de los responsables de Transformers , vaya paradoja- encuentra la forma de darle un futuro a la historia rechazando casi de plano su frondoso pasado.

Y si bien el villano -un irreconocible Eric Bana- no es del todo amenazador y los tramos finales adolecen de algún titubeo, este film demuestra que, en las manos correctas, su mundo tiene kilometraje de sobra.




sábado, 9 de mayo de 2009

SE ANIMARON




Valientes Trekkers que no forman parte del INTREPIDO, se animaron a mandar sus fotos como personajes vulcanos.
Nuestras felicitaciones por aceptar el desafio y aca estan las fotos

Ellos se presentan como:
dos oficiales cientificos
Favio M.Perez
y
Sonia Raquel Bender

viernes, 8 de mayo de 2009

YA LA VIMOS SIIIIIIIIIIIII!!!!!!
















Para los que la vieron expectacular
y para los que todavia no, vayan a verla
no se van a arrepentir.
Estas son las fotos de nuestra ida al cine

miércoles, 6 de mayo de 2009

ESTRENO EN MAR DEL PLATA


NOS ENCONTRAMOS JUEVES 7 DE MAYO
A LAS 21.45 EN LA PUERTA DEL AMBASSADOR
Córdoba entre Luro y San Martín
Remera trekker obligatoria
LOS ESPERAMOS!!!!

YA NOS ANIMAMOS TODOS



Con esta socia completamos los personajes de nuestra tripulacion
Gracias a todos

sábado, 2 de mayo de 2009

Trailer de STAR TREK XI

Trailer subtitulado

Trailer de STAR TREK XI

Es el trailer que pasaron durante el Super Bowl con subtitulos en español

http://www.youtube.com/watch?v=WgYHfMVv3SY

Entrevista con el malo de la pelicula

Previa del Estreno







Ayer, 1ro de Mayo, nos reunimos para pintar remeras que usaremos para concurrir al estreno se la nueva pelicula de Star Trek.
En un clima de total camaraderia, totalmente trekker, todos pusimos manos a la obra y las remeras quedaron mucho mejor de lo esperado.
Agradecemos a todos los que concurrieron y colaboraron.
Fue una jornada memorable donde todos nos ayudamos para un mismo objetivo.
Compartimos las fotos de la jornada.

viernes, 1 de mayo de 2009

EL CAPITAN DEL INTREPIDO




Lo hemos logrado

EXTENDEMOS EL DESAFIO






Aunque no seas miembro del club, te invitamos a mandarnos tu foto transformada en uno de los personajes y nosotros la subimos al blog.

Mas valientes




Uno mas y van.
Faltan valientes, seguimos subiendo fotos!!!

Cardassia Primera en la revista de Multicanal


En la página 25 de la revista de Mayo de Multicanal, salio una nota sobre el estreno de la pelicula Star Trek 11. Hay un recuadro en la página 26 titulado Trek Argento donde se habla del fenómeno de Star Trek en Argentina, y alli se menciona "el completísimo sitio" www.cardassiaprimera.com.ar
Felicitaciones al Legado Lermo por este reconocimiento.

Uno que se animo!!!





Aca va un socio que se animo a transformarse en un personaje y mandar su foto para subir al blog.
Estamos esperando la tuya tambien.
Animate!!!