miércoles, 11 de abril de 2012

GPS Estelar

Científicos alemanes están desarrollando una técnica que permite una ubicación muy precisa en cualquier lugar del espacio gracias a las señales de rayos X emitidas por los púlsares.

Estas estrellas densas y agotadas rotan rápidamente, extendiendo sus emisiones a través del Universo a un ritmo tan estable que se puede equiparar al desempeño de un reloj atómico.

Esta capacidad de ajuste es perfecta para la navegación interestelar, dice el equipo.

Si una nave llevara los medios para detectar las pulsaciones, podría comparar sus tiempos de llegada con los tiempos previstos en una localización de referencia.

Esto permitiría a la nave determinar su posición con una exactitud de un radio de cinco kilómetros en cualquier lugar de la galaxia.

'El principio es tan simple que seguro tendrá aplicaciones', dijo el profesor Werner Becker del Instituto para la Física Extraterrestre Max-Planck en Garching, Alemania.

'Estos púlsares están por todas partes en el Universo y sus destellos son tan predecibles que hace que este tipo de enfoque sea verdaderamente sencillo', le dijo a la BBC.

Becker habló sobre la investigación de su equipo en la reunión nacional británica de astronomía en Manchester.

La técnica propuesta es muy similar a la utilizada para el popular Sistema de Posicionamiento Global (GPS, por sus siglas en inglés) que emite señales de localización al usuario desde una constelación de satélites en órbita.

Pero el GPS sólo funciona en la Tierra o justo sobre ella, así que no tiene ningún uso más allá de nuestro planeta.

Actualmente, los jefes de misión que quieran trabajar en la posición de su nave en lo profundo del Sistema Solar han de estudiar las diferencias en el tiempo que las comunicaciones de radio tardan en viajar al y desde el satélite.

Es un proceso complejo y requiere la existencia de numerosas antenas repartidas por toda la Tierra.

Es también una técnica que está lejos de ser precisa y los errores aumentan cuanto más lejos se mueve la sonda espacial.

Para la nave más distante todavía activa -los satélites de la sonda Voyager de la agencia espacial estadounidense, NASA, que se están acercando al límite del Sistema Solar a unos 18.000 millones de kilómetros- los errores asociados con sus ubicaciones rondan los varios cientos de kilómetros.

Incluso para una sonda a la razonablemente corta distancia de Marte, la duda en cuanto a la posición puede ser de 10km.

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